TEA y el Uso de las Pantallas: ¿Aliadas o Desafío?

El trastorno del espectro autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que afecta la comunicación, la interacción social y el comportamiento. En los últimos años, el uso de pantallas —televisión, tablets, teléfonos y computadores— se ha convertido en un tema central dentro de la crianza y educación, especialmente cuando hablamos de niños, niñas y jóvenes con TEA.

El atractivo de las pantallas en personas con TEA

Las pantallas suelen captar la atención con facilidad debido a sus colores, sonidos y rutinas repetitivas. Para muchas personas con TEA, estas características resultan atractivas porque:

  • Ofrecen estructura y previsibilidad, aspectos que generan seguridad.
  • Permiten un espacio de control, donde la interacción es más sencilla que en contextos sociales complejos.
  • Brindan oportunidades de aprendizaje visual, modalidad en la que muchos niños y jóvenes con TEA destacan.

Beneficios potenciales

Cuando el uso es acompañado y regulado, las pantallas pueden transformarse en una herramienta valiosa:

  • Aprendizaje: existen aplicaciones y programas diseñados para fortalecer el lenguaje, la motricidad fina y las habilidades cognitivas.
  • Comunicación aumentativa: tablets y softwares de pictogramas ayudan a niños no verbales a expresarse.
  • Regulación emocional: algunos videos o juegos pueden ayudar a calmar momentos de ansiedad.

Riesgos del uso excesivo

El problema surge cuando las pantallas se usan sin límites o reemplazan interacciones significativas. Entre los principales riesgos se encuentran:

  • Aislamiento social: puede disminuir el interés en la interacción cara a cara.
  • Reducción de actividad física, lo que afecta la salud general.
  • Dificultades en el sueño, ya que la luz azul de las pantallas altera el ritmo circadiano.
  • Incremento de conductas repetitivas, al reforzar rutinas rígidas y limitar la flexibilidad.

Recomendaciones para un uso saludable

  1. Tiempo limitado y supervisado: la OMS recomienda que niños menores de 5 años no pasen más de una hora al día frente a pantallas, siempre bajo acompañamiento adulto.
  2. Elegir contenidos adecuados: priorizar aplicaciones educativas, videos didácticos o herramientas de comunicación.
  3. Integrar pantallas en la vida diaria: usar la tablet para aprender palabras y luego practicarlas en la interacción con la familia.
  4. Mantener el equilibrio: fomentar actividades físicas, juegos al aire libre y contacto con otros niños.
  5. Rutinas claras: definir horarios de uso, evitando pantallas antes de dormir.

Las pantallas no son enemigas de los niños y jóvenes con TEA, pero tampoco deben convertirse en su único mundo. Con acompañamiento, límites claros y una selección adecuada de contenidos, pueden transformarse en herramientas de apoyo para el desarrollo, la comunicación y el aprendizaje. El desafío está en encontrar el equilibrio que permita que la tecnología sea un puente, y no una barrera, en la vida de quienes se encuentran dentro del espectro autista.